El 11 de Blanco

Blanco, Apenas se respira pesimismo, y es que la Eurocopa ha sido un gran refuerzo positivo en las conciencias de todos los españoles, esto hace 10 años sería impensable, el partido sería seguido pero sin apenas importar demasiado, porque todo el mundo asumiría la eliminación de España como un hecho consumado, la Eurocopa también ha representado un antes y un después a la hora de seguir a tu selección, la gente con camisetas, banderas y bufandas ya no es mal vista. Algunos complejos persisten como el de usar una palabra para substituir nuestra identidad nacional, ahora somos la Roja y no España, y es que pedirle peras al olmo quizás es pasarse.

No nos damos cuenta del impacto real que tiene el fútbol en nuestras vidas, el tema de las camisetas solo es un ejemplo de lo que lo que se ha conseguido adelantar con un partido de fútbol no se había logrado en 30 años de democracia. Es impensable lo que podría conseguir el alzar una copa del Mundo.

España hoy se juega todo, su honor, su sitio en el mundo fútbol y la alegría de 40 millones de personas que confían y se maravillan con este equipo. Quedar eliminados es el acabose, no se confundan, España no ha llegado a este Mundial como Italia o Francia, donde ha sido una catástrofe la eliminación, pero en el fondo, muy en el fondo eso sí, la crónica de una muerte anunciada, dos equipos sin apenas regeneración, el primero con un bloque y una columna vertebral casi de 34 años, el segundo marcado por los errores en la toma de decisiones de un Domenech al que se le ha venido grande toda la presión del círculo galo. La eliminación de España representará la caída del gran favorito, siempre con el permiso de un Brasil todopoderoso en estas esferas, la caída de un modelo que busca ganar y gustar…

Chile es electricidad, movilidad perpetua y azote continuo, suben la intensidad, a penas cometen errores, toques cortos, movilidad y una pegada brutal hacen de la Roja una selección de segunda con un potencial maravilloso. No se engañen, Chile no tiene nada que ver con aquel equipo al que nos enfrentamos hace meses, no es el rival óptimo con el que jugarse el pase a octavos, España tendrá que tener el balón, rebajar las pulsaciones y ahogar en la presión a un Chile que se desfonda sin el esférico. Posiblemente sean las dos selecciones que más descaradamente van a por la posesión, una dicotomía bastante espectacular, el resto prefieren entregarlo, tirar de músculo y de jugar a la contra. Bielsa y su 1-3-3-1-3, ser fuertes por dentro para machacar en las caídas. Del Bosque tendrá que decidir, el plan B, con un equipo de extremos, aprovechando los espacios generados por el juego interior chileno, o ser fiel a lo que lleva haciendo todo este mundial, interiores, jugar por dentro y con Villa caído a la banda. Casi lo único certero es la imperiosa necesidad de que Cesc entre en el 11, hoy por mucho que lo termine haciendo bien, no es partido para Xavi, España necesita a ese mediocentro capaz de descolgarse con el balón, de hacer lo que en baloncesto se llama un coast to coast, recibir en campo propio y dar finalización a la jugada con velocidad, regate y desequilibrio.

Veremos que pasa.

Un abrazo y pedir disculpas por la sequía del blog, pero los exámenes es lo que tienen…